La importancia de la postura para evitar lesiones
El movimiento es la base para prevenir lesiones. “Nuestro sistema nervioso está creado genéticamente para y por el movimiento y, por tanto, necesitamos el movimiento para el correcto funcionamiento de todos los sistemas de nuestro cuerpo”. Ésta es la razón por la que “las posturas mantenidas y repetitivas en el tiempo pueden derivar en el colapso del sistema musculoesquelético”.
Cuando el paciente o usuario trabaja en una oficina y sentado muchas horas, mantener ese movimiento se hace complicado. En estos casos, se aconseja aplicar la distribución horaria ideal: “Trabajar un 60 por ciento de la jornada sentados activamente (aproximadamente 35 minutos por hora), un 30 por ciento de pie (20 min/h) y un 10 por ciento moviéndonos (5 min/h), por ejemplo, subiendo y bajando escaleras o andando a velocidad elevada”.
Pero no sólo al estar sentados se pueden producir lesiones o dolores causados por una mala postura sino también al caminar. ”Andar con las manos en los bolsillos o usando el móvil, entre otros comportamientos, anulan la acción de los hombros, llevando toda la tensión a la zona lumbar”. En este sentido, se aconseja tener una pisada homogénea, con una carga del cuerpo en los pies repetida en los tres punto de apoyo –dos en el ante pie y una en el talón–.
A modo de ejemplo, si llevamos más peso en un pie en el borde de fuera y en el otro realizamos una carga más centrada, esto repercutirá en una mala adaptación de la marcha que puede provocar sobrecarga en las rodillas, zona lumbopélvica o incluso una adaptación en la región cervical. Esto puede traducirse en “esguinces de repetición, problemas en las rodillas que pueden fomentar una condromalacia rotuliana, lumbalgia por sobrecarga e, incluso, cervicalgia, entre otros problemas.
Pero los errores posturales no sólo se producen al caminar sino también al estar sentado. Aquí los más comunes son “usar una silla no adecuada a la estatura y con una altura que no permite apoyar correctamente los pies en el suelo, sentarse en el borde de la silla sin apoyar la zona lumbar alta y dorsal en el respaldo, mantener durante largo tiempo una posición en cruce de piernas o estar sentado sobre una sola”. Estas posturas incorrectas pueden ocasionar problemas circulatorios, por cruzar las piernas, y distensiones ligamentarias en la zona de la pelvis.
Para evitar lesiones, la silla deberá permitir su regulación en altura e inclinación, tanto del respaldo (con respaldo en la zona lumbar) como del asiento. La altura correcta del asiento «será aquélla que permita tener las rodillas y las caderas en un ángulo de 90º». Otro aspecto importante, es no abusar del tiempo de uso de la silla.
Así, una vez sentado, «se debe tener la posibilidad de mover el cuerpo para poder alternar distintas posturas y estar sentado de forma dinámica». Como se aconseja estar sentado de forma dinámica, «no se recomienda el uso de reposapiés» (siempre y cuando la persona tenga una altura suficiente como para llegar con los pies al suelo permitiendo una flexión de caderas y rodillas de unos 90º, y sin que exista demasiada presión en la corva o en el muslo debido al borde del asiento).
Los niños y las malas posturas
En los niños hay tres tipos de malas posturas. “Los primeros están relacionados con los hábitos del niño, como llevar la mochila muy cargada o sentarse en posiciones asimétricas”.
Los segundos “son los problemas de desarrollo que han sufrido de bebés y no han sido tratados”. Ejemplos de ello son una tensión en el cuello o una hipotonía que “pueden hacer que de mayores tengan posturas bastante alteradas y riesgo de desviaciones de espalda”. Los terceros son los problemas relacionados con la salud del niño, como la mala visión. “Si el menor ve mal estudiará encorvado”, por ejemplo.
De todos ellos, los más importantes son los que proceden de la construcción neurológica o de maduración física del niño. Por eso, desde el principio es importante comprobar que giran bien la cabeza y que completan las etapas del desarrollo. En el caso contrario, pueden acumularse errores que deriven en problemas posturales.
El resto de consejos deben centrarse en cuidar la salud del niño. Lo ideal, es hacer una valoración pediátrica completa y una del neurodesarrollo por parte de un traumatólogo. Aquí se evalúan factores como la posición de pies, de cadera, de espalda, la movilidad del cuello y el equilibrio. Esto puede prevenir “tanto los problemas posturales como los vinculados (coordinación, orientación espacial, lateralidad problemas de atención o aprendizaje)”.